[vc_row row_scroll_icon=»no» css=».vc_custom_1582887217661{background-color: #ffffff !important;}»][vc_column][vc_empty_space height=»15px»][vc_single_image image=»6526″ img_size=»large» alignment=»center»][/vc_column][/vc_row][vc_row row_scroll_icon=»no»][vc_column css=».vc_custom_1582893589816{padding-right: 40px !important;background-color: #ffffff !important;}»][vc_column_text]

Querida Berlín:

Te escribo desde algún lugar de mi ser que quedó atrapado entre tus calles hace ya cinco años.
La misma parte de mí que he podido recuperar, sanada, y que viene a completar este alma inconclusa que va dejando pedacitos de mí por el mundo.

Hay cosas que tardan en llegar pero que, cuando todo se coloca en su sitio, aparecen. Y es porque, ahí, es cuando es su momento.

[/vc_column_text][vc_empty_space][vc_column_text]

Y esto es lo que me pasa contigo Berlín. Viví aquí antes de tiempo, cogiéndote con frío, destemplada y sin abrigo. No tenía las herramientas necesarias para adaptarme. Te quería con reservas, sin acabar de dejarme llevar por ti. Yo quería llevar el control y eso contigo no es posible.

Tú eres libre y yo no acababa de aceptar tu libertad. Quería que te amoldaras a mí y mis esquemas no me dejaron disfrutarte sin condiciones. Diría que eres alocada pero sería más correcto decir que eres una locura. ¿Eres consciente de todas tus luces y sombras? Probablemente sí. Y probablemente seas la única posible de entenderlas.

Con la mente más abierta y la emoción de una principiante a flor de piel ahora puedo quererte tal y como eres; incluso a pesar de que tienes varias estaciones en un mismo día. Estar contigo es como tener una pareja con cambios de humor constantes. Y para eso hay que estar fuerte. Y para eso hay que distanciarse de vez en cuando.

[/vc_column_text][vc_column_text]

Ahora te cojo con ganas y se me quedan cortos los días. Me entristece haberte vivido un año y conocerte a penas. Pero eso es lo que pasa con las almas libres: hay que quererlas con sus ritmos y sus tiempos y a ti hay que cocinarte a fuego lento.

Quiero escuchar tu música en directo por todas partes cerveza en mano al atardecer, quedar contigo para tomarme un brunch el domingo y acabar en el karaoke de Mauerpark.

Quiero darme una vuelta por tus mil y una tiendas de segunda mano para definir el estilo que yo quiera, sabiendo que tú serás la única ciudad que me acepte sin reparos.

Quiero poder hacer barbacoa en tus parques y bailar hasta el amanecer en tus clubes. Quiero ver una bicicleta y cambiar el recuerdo de todo lo que no te he pedaleado por los nuevos kilómetros recorridos.

Te diría que me dejes reinventarte.

Pero sé que eso no será posible.

Es por eso que sólo acabaré diciéndote:

[/vc_column_text][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_scroll_icon=»no» css=».vc_custom_1582893727328{background-color: #e9e9e5 !important;}»][vc_column][vc_empty_space][vc_column_text]

Déjame reinventarme contigo, déjame seguir creciendo a tu lado.

[/vc_column_text][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_scroll_icon=»no» css=».vc_custom_1584044566120{background-color: #ffffff !important;}»][vc_column][vc_empty_space][vc_column_text]

Si queréis leer más Cartas abiertas podéis pinchar aquí.

[/vc_column_text][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *