[vc_row row_scroll_icon=»no»][vc_column][vc_column_text]

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row row_scroll_icon=»no» css=».vc_custom_1582887217661{background-color: #ffffff !important;}»][vc_column][vc_empty_space height=»15px»][vc_single_image image=»6695″ img_size=»large» alignment=»center»][/vc_column][/vc_row][vc_row row_scroll_icon=»no»][vc_column css=».vc_custom_1582893589816{padding-right: 40px !important;background-color: #ffffff !important;}»][vc_column_text]

Buenos Aires,

Me partiste la cabeza la primera noche. Nunca te apagaste. Miré varias veces por la ventana y siempre seguías ahí, intacta, inmensa. Me enojé. Durante años me negué a quererte y al final terminé atravesándote con trenes, subtes, colectivos como si fueran cuchillos. Te abrí en capas y aprendí a mirarte desde las veredas. El otro día escuché a alguien decir que quería estudiar arquitectura para construir balcones. Yo quiero estudiar pintura para poder hacer una réplica exacta de cada una de tus fachadas, cúpulas, escaleras.

[/vc_column_text][vc_empty_space][vc_column_text]

Me sacas de quicio, pero me quitas la respiración cada vez que cruzo Belgrano en la última hora de la tarde y veo el sol allá al fondo, jugando con los naranjas, contrastando los semáforos, encandilando mis ganas de volver.

Sé que no sos mía. Nadie podría tenerte jamás. Pero sé que te he dejado la mitad de mis lecturas en tus baldosas, casi toda mi poesía en tus paredes y un puñado de besos en alguna esquina que ya he querido olvidar.

[/vc_column_text][vc_empty_space][vc_column_text]

Sé que no sos mía. Y tampoco quiero que lo seas. Quiero que sigas siendo inmensa, intacta en cada amanecer, pero que cuando alguien nuevo llegue se de vuelta como si sintiera un perfume conocido y me encuentre, en algún balcón, en una escalera, en una puerta. Quiero que alguien se vuelva a verte y en lugar de encontrarte a vos, me encuentre a mí, inmensa, intacta, grafiteada en alguna pared tuya que me atreví a robarte.

[/vc_column_text][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_scroll_icon=»no»][vc_column][vc_column_text]

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row row_scroll_icon=»no» css=».vc_custom_1582893727328{background-color: #e9e9e5 !important;}»][vc_column][vc_empty_space][vc_column_text]

Carta abierta de Ma. Catalina Jimenez

Instagram: @ma.catalina.jimenez.

[/vc_column_text][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_scroll_icon=»no»][vc_column][vc_column_text]

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row row_scroll_icon=»no» css=».vc_custom_1584044566120{background-color: #ffffff !important;}»][vc_column][vc_empty_space][vc_column_text]

Si queréis leer más Cartas abiertas podéis pinchar aquí.

[/vc_column_text][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_scroll_icon=»no»][vc_column][vc_column_text]

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

2 comentarios

  1. Buenos Aires se quedó con gran parte de mi nostalgia. Conocerla fue sentir la poesía a flor de piel y tu lo has resumido muy bien, al describir cada sensación percibida.
    Me encantó.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *